Brigadas de padres combaten delincuencia y venta de droga

 JAVIER ORTEGA. REDACTOR Miércoles 22/05/2013 En la esquina de una calle del sur de Quito, una mujer se detiene y mira a los costados. Allí permanece durante 30 minutos. Ella y otro grupo de 10 personas custodian a los estudiantes de un colegio de la zona. Los padres de familia vigilan posibles casos de venta de droga al menudeo o delincuencia común. Todos visten chalecos naranjas con el nombre del centro educativo en sus espaldas. Estas brigadas de seguridad operan en los centros secundarios de la capital desde el inicio del año lectivo 2012-2013. La iniciativa es parte de un instructivo de protección integral para los estudiantes del sistema educativo nacional y que elaboró el Ministerio de Educación. La propuesta surgió luego de que una estudiante falleciera el 1 de octubre pasado en Guayaquil por una presunta sobredosis de droga. En ese documento, firmado por la entonces ministra Gloria Vidal, se establecen los "lineamientos" que deben adoptar los colegios del país en el tema de seguridad. Precisamente, una de las medidas es la "organización de brigadas de padres de familia para que colaboren con el control en las horas de entrada y salida de los estudiantes". Pero no es la única disposición. También se pide coordinar con el Ministerio de Salud y otras instancias de control el registro y carnetización de vendedores ambulantes que se ubican en los exteriores de las instituciones secundarias. ¿Han dado resultado estas medidas de seguridad? El rector de un centro educativo ubicado en el sur de Quito sostiene que se ha logrado disuadir a "grupos sospechosos" que se ubicaban en las cercanías del plantel, pero reconoce que en el caso de las brigadas de seguridad falta un compromiso serio de los padres de familia. Esto, porque -según el funcionario- hay días en los que llegan pocas personas a los colegios. ¿ Cómo constatan las autoridades la presencia permanente de las brigadas de padres de familia? Los rectores afirman que llevan un registro diario de los integrantes de estos grupos de seguridad. "Cada semana se dividen de acuerdo al paralelo en el que se ubiquen sus hijos", manifiesta el director de un plantel secundario con más de 1 800 estudiantes. En cambio, el funcionario de otro colegio con 1 060 alumnos desconoce si los vendedores ambulantes ya cuentan con los carnés, como se dispone en el instructivo de protección integral. Ayer, Alioska Guayasamín, coordinadora general de la Agencia de Comercio del Municipio de Quito, indicó que en el Distrito se han regularizado a 4 817 vendedores ambulantes de los 6 500 que están empadronados. La funcionaria agregó que en julio concluye el proceso de carnetización del primer grupo y en septiembre de los otros 1 683. Otra de las disposiciones que se establece en el instructivo es la "participación de personal docente en turnos de acompañamiento a los estudiantes durante los períodos de receso de manera que exista control de áreas deportivas, patios y baños". Esa medida de seguridad es adoptada en un plantel del nororiente de Quito. Allí hay 1 810 alumnos. Su rectora dice que los controles ayudan a identificar a estudiantes que ingresan a los baños a fumar como ocurrió el año pasado con dos jóvenes. ¿Todos los colegios del país aplican el instructivo de protección integral? ¿Ha habido alguna evaluación para determinar su impacto? Este Diario envió estas inquietudes al Ministerio de Educación, pero hasta la tarde de ayer no hubo respuesta alguna. Lucha contra el microtráfico Frente a la entrada principal de un colegio del sur de Quito está Carmen N. Ella forma parte de la brigada de padres que controlan a los estudiantes de ese centro. La mujer cuenta que, hace 15 días, desconocidos se acercaron a su hijo de 16 años y le propusieron vender sustancias ilícitas. "Llegó a la casa asustado. La droga estaba escondida en una papa", dice. Germán R. relata una historia similar. Desconocidos asaltaron a su hijo de 17 años y también le sugirieron expender narcóticos en pequeñas cantidades. "Le habían dicho que si quiere ganar dinero o si su familia vive mal, ellos le podrían ayudar", comenta. ¿Es fácil conseguir sustancias estupefacientes? En la cuarta encuesta nacional sobre uso de drogas en estudiantes de 12 a 17 años y levantada por el Observatorio Nacional de Drogas el año pasado, el 19 % de jóvenes admite que sí. Además, el 16,1% de estudiantes asegura que adquieren los narcóticos en la calle o alrededor de los establecimientos educativos. Otro 7,4% sostiene que lo hace dentro de los colegios (ver recuadro). Frente a este problema, el Gobierno ha dicho que este año la lucha se centrará en la venta de droga en pequeñas cantidades. "Hay una preocupación concreta con relación a las políticas públicas de prevención, pero también de reacción frente a aquellos microtraficantes", dijo en abril pasado el ministro del Interior, José Serrano. En el 2012, esa secretaría de Estado elaboró una campaña denominada 'Hazlo Posible' para combatir el microtráfico de drogas en escuelas y colegios del país. En el proyecto se pedía a la ciudadanía denunciar el expendio de narcóticos en pequeñas cantidades a través de llamadas anónimas. También se decía que "el pago de recompensas será inmediato, una vez que la Policía comprobara la autenticidad de la información. En los primeros cinco meses de este año, la Policía Antinarcóticos ha decomisado cerca de 18 toneladas de droga. Al menos dos estarían destinadas para la venta local. En abril los agentes localizaron una tonelada y media de marihuana que iba a ser distribuida en las calles. Los policías dijeron que se evitó que 6 millones de dosis llegaran a los jóvenes... CALIFIQUE 1 2 3 4 5 (3 VOTOS) Herramientas Agrandar / Achicar Enviar Imprimir Comentar Corregir Compartir 398 lecturas Etiquetas QUITO, COLEGIOS, ESTUDIANTES, DROGAS, PADRES DE FAMILIA, BRIGADAS, MICROTRÁFICO Relacionadas Relacionado: Colegios tienen sistema frágil para prevenir uso de drogas Relacionado: La droga se vendía hasta en empanadas Relacionado: Venta de droga en cinco barrios de Quito Relacionado: Autoridades reconocen que microtráfico afecta a centro de Quito

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